sábado, 27 de abril de 2013

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hemos puesto sangre hemos puesto



hemos puesto sangre hemos puesto
el lomo curvado a la jornada interminable

las manos duras y lastimadas hasta ya no ser
el sudor los huesos el alma que se iba sin volver a casa

hemos caído en sueño en muerte en olvido sin decir de la dulzura
en cierne sobre la entera tierra que iba a tragarnos

hemos dicho palabras mezquinas sin llegar a reír
ni aún llorar lo suficiente

hemos dado un abrazo tibio medio un abrazo que no contenía
el tamaño del sueño que sin embargo embriagaba y llevaba
de su invisible mano

y aún no fuimos tan duros como se debiera

no recuerdo haber mirado los ojos de la cumpa
tanto como debí o necesitaba y aún perdí

o haber abrazado a los hijos en su niñez evasiva y bella

por todo eso
amé la enorme felicidad en su posible

los montes aún intactos
aún vacante el alma de la risa

Carlos Alberto Roldán

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